
Cómo llegué a 1.000.000$ de facturación sin inversión y siendo latino
Si estás listo para emprender debes saber que el camino no será fácil, ni mucho menos predecible. Levantar un negocio es como adentrarse a lo desconocida: te encontrarás con obstáculos, desafíos y peligros en cada esquina.
Pero no te preocupes, todos los emprendedores exitosos han pasado por las mismas etapas. Y aunque no hay fórmulas mágicas para el éxito, sí hay algo que nunca falla: la determinación y la pasión por lo que haces.
Como fundador de Whaticket, un software especializado en la atención al cliente por WhatsApp, puedo darte fe de ello. Mi historia es un sube y baja lleno de desafíos, fracasos y lecciones. Empecé a los 12 años, sin contactos y en una familia muy pobre de una provincia de Perú. Y ahora tengo una historia de éxito sobre un negocio que factura un millón de dólares al año, sin inversión ni capital, y además en Latinoamérica.
¿Quieres saber cómo lo logré? ¿Te gustarían algunas recomendaciones para que tú también puedas? Sigue leyendo este post.
Contenido
Mi historia de éxito sin inversión y siendo latino 🇵🇪
No fui una persona adinerada ni tenía contactos, tampoco recibí ayuda familiar. Mi caso fue totalmente distinto: mis padres eran campesinos de una región del centro de Perú y, junto con mis ocho hermanos, apenas teníamos dinero para poder comer. De hecho, comencé a trabajar a los 12 años para pagar mis estudios y gastos personales. La situación era tan compleja que la idea de recibir un regalo en Navidad era un sueño muy lejano para nosotros. Ni siquiera nos alcanzaba para una chocolatada con panetón. Con eso, ya les digo todo.
Desde muy joven supe que la única y mejor opción que tenía era hacer un negocio. Así que inicié con todo tipo de emprendimientos, desde la venta de llaveros, importación de lentes y joyería hasta lo más tradicional, como la pizzería, panadería y negocios. Algunos de ellos funcionaron muy bien durante un tiempo, pero por alguna u otra razón, todos terminaron fracasando. Ahí es donde toqué fondo. Aún así, seguía trabajando de día y por la noche estudiaba y aprendía por mi propia cuenta, con libros, cursos, videos y todo lo que encontraba.

Y de pronto la pandemia…
Un día, mi hermano y yo vimos una oportunidad en Internet, comenzando una agencia de posicionamiento web. La idea era encontrar clientes que ya tenían su sitio web y ofrecer posicionarlos en los primeros lugares de Google. Hicimos de todo para poder vender nuestros servicios, desde pruebas gratuitas, bajar los precios, pedir recomendaciones, todo. Eso hizo que, con el tiempo, la agencia comenzara a crecer cada vez más.
Con este crecimiento, pasamos de ser solo mi hermano y yo a contratar a un equipo de más de 20 personas, todos trabajando en un departamento de 70 metros cuadrados. Todo iba bien, demasiado bien. Pero cuando estábamos a las puertas de cerrar un gran cliente, llegó marzo del 2020 con un gran confinamiento y, dado que una gran parte de nuestros clientes eran del sector turismo y educación presencial, los perdimos por completo.
Todo era incertidumbre y la agencia apenas tenía para sobrevivir. Los ingresos cayeron en picada y ahora teníamos que pensar cómo mantener un equipo de 20 personas en toda esta locura.
Un video de Youtube y un negocio emergente….
Lo curioso es que seis meses antes, por casualidad, había subido un tutorial a mi canal de Youtube en el que explicaba cómo enviar mensajes masivos por WhatsApp y para mi sorpresa, había logrado bastantes visitas. En este momento de caos pensé: “¿Y si tomo esto como una oportunidad?”. Por eso, decidí arriesgarme y dar un giro de 180 grados para crear una aplicación de envío masivo por WhatsApp.
Empecé a buscar y encontré a un indio en un foro. Este decidió vender los derechos de su software a un precio relativamente bajo. Entonces, procedí a crear un tutorial promocionando la venta de este nuevo software y en menos de 2 meses todo explotó por completo. Las ventas fueron tan buenas que el software colapsó. Intenté contactar con el indio para que me pudiera ayudar, pero simplemente desapareció. Los clientes estaban cada vez más enfadados y recibía más reclamos, pero no tenía la solución para resolver el código del programa.
En mi desesperación, busqué al indio en todas partes y en todas las plataformas, hasta que en un foro de programadores terminé encontrando la trágica noticia: la única persona que conocía mi negocio, el indio, había fallecido por el virus. Entonces, me di cuenta de que este modelo de negocio no iba para ningún lado.
Buscando en internet, terminé encontrando a un nuevo programador chino. Este nos ofreció un producto mucho más robusto, aunque por un precio mucho más elevado: US $5000. Con la demanda actual, no tuvimos más opción que comprarlo y eso hizo que funcionara perfectamente durante una semana. Después de eso, se cayó el sistema por completo y con él también el chino, quien desapareció con todo nuestro dinero.
Liderazgo, empuje y motivación: Whaticket
Lo curioso es que, buscando un poco en el código, nos dimos cuenta de que el programa que nos había vendido el chino tenía el nombre de una persona diferente, parecía brasileño. Cuando finalmente llegamos a contactar con el creador del sistema, el brasileño, este nos ofreció lo mismo que el chino, por el módico precio de US$50 dólares. Con más clientes comprando el servicio, le ofrecimos al brasileño comprar todos sus sistemas, pero para nuestra desgracia, ya había cerrado contrato con otra empresa.
Entonces, teníamos dos opciones: buscar otra persona que nos pudiera ayudar o negociar con la empresa que había cerrado un acuerdo con el brasileño. Sinceramente, tal vez lo más inteligente hubiera sido la primera opción, pero el brasileño nos cayó tan bien que decidimos ir con la segunda.
Así que empezamos a vender el software de la competencia bajo unas condiciones extremadamente malas: solo podríamos vender en algunos países, haciéndole promoción a su empresa y con unas comisiones bastante bajas para nosotros.
Tras pasar unos meses trabajando, decidimos hacer un último intento para poder hablar con el brasileño y, para nuestra sorpresa, se quedó completamente asombrado con lo que habíamos logrado: en menos de dos meses habíamos conseguido lo que la otra empresa había hecho en un año. Vendimos un montón.
En ese mismo momento, decidió romper contrato con la otra empresa para poder asociarse con nosotros, creando un software mucho mejor para vender a nuestros clientes. A partir de aquí es donde todo despega. Con esta alianza, literalmente nos volvimos imparables. Comenzamos a mejorar cada vez más el software y, gracias a la buena publicidad y nuestra manera de conseguir clientes, comenzamos a crecer cada vez más y más.
Por supuesto, a lo largo de este último año tuvimos dificultades, pero gracias a nuestra perseverancia y a haberme rodeado de un grupo de gente increíble, conseguimos finalmente llegar al millón de dólares en facturación por año. De hecho, ahora mismo seguimos creciendo y vamos camino al millón y medio. Todo sin ninguna inversión externa y una muy reducida cantidad de capital inicial.

3 recomendaciones para despegar tu negocio
Después de lograr un negocio próspero, me gustaría dar algunos consejos para cualquier persona que esté en este mismo camino.
#1 Antes de enamorarte de una idea, pruébala
Antes de crear cualquier producto o servicio, intenta buscar los clientes que van a pagar por tu proyecto. Ellos serán los que financiarán tu idea de negocio y, sin duda, es una manera más sencilla de no perder dinero y hacer crecer tu empresa.
#2 Busca un socio que sume
La segunda recomendación es que si te vas a asociar con alguien, busca una persona que sea un complemento para ti y tenga los mismos intereses que tú. No quieres verte en mi misma situación, buscando al programador chino que desapareció.
#3 Estudia y capacitate hasta ser el mejor
Muchos ya recorrieron el camino que tú estás siguiendo, si no sabes algo, siempre habrá gente dispuesta a ayudar. El camino es educarse y volverse uno de los mejores en lo que haces. Al fin y al cabo, yo, viniendo de una familia que no podía comprar ni un panetón, lo he logrado. ¿Por qué tú no podrías?
¿Buscas asesoría y recomendaciones para despegar tu negocio? Yo te ayudo 💥
Soy Juan Luis Auccatoma, creador de contenido, emprendedor y experto en negocios digitales, marketing digital y SAAS. Comparto consejos para echar a andar proyectos. Si estás en la misma onda que yo, no dejes de suscribirte a mi canal en Youtube, y seguirme en Instagram y LinkedIn.